(quercus ilex)

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Es un árbol emblemático que aparece en numerosos escudos y blasones de las casas nobiliarias. Planta arbórea de hoja perenne, presenta multitud de formas según las variadas subespecies; es propia de la región mediterránea, el árbol ibérico por antonomasia; la contemplamos en encinares o dehesas; su copa suele ser semiesférica, hojas perennes y correosas con forma elíptica u ovalada, con borde entero o algo punzante, cubiertas de un tomento blanquecino en el envés; especie monoica, las flores masculinas las presenta en amentos amarillos; fruto en aquenio, la bellota, sobre un pedúnculo corto y dentro de una cúpula de escamas casi planas. La bellota es rica en glúcidos y lípidos por lo que en otros tiempos fue utilizada como alimento humano; la aprovechan herbívoros, aves, cerdos ibéricos en montanera…; la corteza, muy apreciada en las tenerías, también es útil en decocción al 5 -10 % como astringente en tratamientos de diarreas y en forma de compresas y lavados como vulneraria para las cicatrices de heridas, úlceras e infecciones de piel. La madera dura y compacta, difícil de trabajar, se ha empleado para ejes de ruedas de carro, aperos de labranza; es excelente como leña (nuestros mayores mantenían con ella y paja la lumbre), cisco para braseros y carbón vegetal.

Fue el árbol sagrado de Zeus; con una corona de hojas de encina se premiaba a los vencedores de los juegos Nemeos; las encinas que rodeaban el santuario del dios en Dodona desempeñaban un importante papel de adivinas. En Roma la encina estaba consagrada a Júpiter; para los celtas era un árbol sagrado, los druidas residían en bosques de encinas. A la encina le puede afectar la enfermedad conocida como “la seca”.