Tres hechos llenaron de orgullo a Villafer en el primer tercio del siglo XX: la construcción del puente sobre el río Esla, la construcción de las nuevas escuelas y la colocación de un reloj de villa en la torre del Ayuntamiento. Así lo recoge en unos acertados versos (16 de agosto de 1927, fiesta de San Roque) el poeta local Higinio Martínez Guadián: “Ya no nos queda, señores, / nada que anhelar podamos: / deseábamos un puente, / y por él ya paseamos. / Luego un centro de enseñanza, / que está la atención llamando. / Y por si acaso era poco / un reloj se ha colocado / en la casa Ayuntamiento...”.
Primeros intentos . Muy pocos relojes personales habría en Villafer en 1927. La gente sabía la hora por los toques de campana y por la sombra en días soleados. Disponer de un reloj público que anunciara la hora al vecindario era un anhelo de todo ayuntamiento. Largo tiempo llevaba Villafer intentándolo. En el acta de la sesión municipal celebrada el 19 de enero de 1924 se dice: “Se da cuenta de un viaje a la Capital a gestionar a ver el medio de poder instalar un reloj en los edificios escuelas que se están construyendo. El Sr. Alcalde cree que sea fácil de conseguirlo, por lo que la Corporación se felicita de poder conseguir una cosa tan necesaria para el pueblo por causas para todos conocidas”. En la siguiente sesión, una semana después, se acuerda “que el Secretario vaya a la Capital a presentar la instancia solicitando el reloj en las escuelas”. El 19 de octubre del mismo año la Corporación municipal vuelve a insistir en la solicitud de un reloj de torre para las escuelas.
Y llegó la sorpresa. Pasaban los años y no había forma de conseguir subvención alguna para la adquisición de un reloj de villa. Comprarlo con fondos propios al Ayuntamiento le era imposible: un reloj de torre era por aquellos años un objeto demasiado caro para los escasos recursos municipales. Inesperadamente, el 11 de abril de 1927, cuando los munícipes daban ya por perdida la batalla, se presenta en el Ayuntamiento una señora, Dª Juana Blanco do Campo, viuda del capitán Colinas, “y dijo que tenía proyectado regalar a este pueblo un reloj de torre para instalarlo en las escuelas de ésta”. Propuso Dª Juana que una comisión formada por el médico, el secretario del Ayuntamiento y ella misma viajaran a Valladolid y Palencia para gestionar la compra del reloj. El Ayuntamiento da “un voto de gracias a la expresada señora por la generosidad tan grande y los deseos que tiene de coadyuvar a la prosperidad y ornamento de este pueblo” y acepta con sumo gusto la propuesta. Se acuerda realizar el viaje el 19 de abril, “y no tolerar o admitirla que la citada señora abone los gastos del viaje como ella quiere y sí lo hagan por cuenta de este Ayuntamiento”. Al parecer, el Capitán Colinas, natural de Villafer, había manifestado en alguna ocasión el deseo de que las nuevas escuelas de la localidad estuvieran adornadas con un reloj de torre. Tras el fallecimiento del Capitán, su viuda, Dª Juana, quiso honrar la memoria de su marido regalando al pueblo el reloj que este había deseado.
Compra del reloj. Tal como quedó acordado, la comisión viaja en primer lugar a Valladolid. Les dijeron que en esa ciudad no había fábrica de relojes; no obstante en una relojería se ofrecieron a enviarles un presupuesto del importe del reloj. Se trasladaron después a Palencia, donde visitaron la fábrica de relojes de torre y fundición de campanas de D. Moisés Díez. Allí les proponen la adquisición de un reloj “nº 3, que importa unas cuatro mil pesetas”. Como Dª Juana había dicho que ella daría unas tres mil pesetas, el Ayuntamiento valoraría qué solución tomar. Los gastos del viaje importaron 125 pts. No consta en los documentos del Ayuntamiento el coste definitivo del reloj, que fue pagado íntegramente por la donante. Como el deseo de la Corporación municipal era que el reloj se colocara en las nuevas escuelas, se acuerda dirigir “respetuosa instancia al Sr. Director General de 1ª Enseñanza en súplica de que conceda autorización para instalarle en dicho local”.
Inauguración. Adquirido el reloj, había que pensar en su instalación. Por algún motivo que ignoramos, el reloj no se colocó en las escuelas, lugar inicialmente previsto. Se decidió, finalmente, construir una torre adosada al edificio del Ayuntamiento e instalar en ella el reloj. La fiesta de la inauguración se celebró el 16 de agosto de 1927, día de San Roque. En sesión celebrada por el Ayuntamiento dos días antes se acuerda “que para solemnizar más la inauguración del reloj, que se realizará el 16 del actual, se busque una banda de música y de no poder hallar esta, una dulzaina”. Los trabajos de instalación del reloj los realizó el relojero José María Martínez y cobró por ello 290 pts. Al dulzainero se le abonaron 45,50 pts.
Plaza del Capitán Colinas. En agradecimiento a la familia donante del reloj, el Ayuntamiento, en sesión celebrada el 28 de septiembre de 1927, acuerda:
1º. Que en la fachada de la casa capitular se coloque una placa con la inscripción “Plaza del Capitán Colinas” y que desde ahora la plaza de este pueblo, o sea, de frente donde está colocada dicha lápida lleve dicho nombre.
2º Asimismo acuerdan no cobrar doce plantones que pidió a este Ayuntamiento la Sra. donante del reloj de villa,
Dª Juana Blanco, viuda del Capitán Colinas, los cuales empleó en el arreglo de su casa que posee en el casco de este pueblo en la calle Alonso Castrillo.
3º. También acuerdan que se la dé un voto de gracias a la mentada Dª Juana Blanco, viuda del Capitán Colinas, debido al rasgo de generosidad que dicha Sra. tuvo con este pueblo regalándole un reloj de torre el cual se colocó en el mes de agosto último y el Ayuntamiento, queriendo agradecer obra tan generosa y sentimientos tan humanitarios como los de aquella señora, acordó por unanimidad lo expuesto anteriormente.
Nuevo agradecimiento . Treinta y dos años después, enterada la Corporación del fallecimiento de la viuda del Capitán Colinas, en sesión celebrada el 31 de agosto de 1959, manifiesta: “Teniendo conocimiento la Corporación del fallecimiento de la viuda del Capitán Colinas, a quien se le tiene dedicada con su nombre la plaza de este pueblo, por las atenciones y donación del reloj de villa, se acuerda por unanimidad conste en acta el sentimiento por el fallecimiento ocurrido el día tres del actual, tanto de la Corporación municipal como del vecindario, considerando el sentir general, y celebrar en la iglesia parroquial un funeral a beneficio de su alma”.
Mantenimiento. En el mantenimiento y reparaciones del reloj intervinieron varios relojeros. El primero, José María Martínez, que fue quien lo instaló, con el que se hizo un contrato de mantenimiento. Posteriormente intervinieron Victoriano López; Marcelino Santos, de Benavente; Soto, de Valencia de don Juan; Miguel Granado, de Benavente. Con este último se firmó un contrato de mantenimiento por 500 pts. anuales durante varios años en la década de los cincuenta. Los últimos relojeros encargados de mantener y reparar el reloj fueron León Cuende, de Valderas, y Aníbal Panizo Alonso, de San Miguel del Valle. El encargado de dar cuerda al reloj era el alguacil del Ayuntamiento. En 1964, según consta en la sesión de la Corporación municipal de 31 de diciembre de 1964, “el alguacil solicita que se aumente hasta mil pesetas anuales los servicios de dar cuerda al reloj de villa durante el año; se acuerda conceder dicho aumento, con la obligación de que diariamente dé la luz pública por las noches y la quite por las mañanas con el interruptor que se halla en la Casa Consistorial”. La última persona encargada de dar cuerda al reloj fue Clemente López Quiñones, al que se le abonaban 2.000 pts. al semestre por “elevar el agua y vigilar el reloj” en 1974.
Fin del reloj. En los años ochenta, el reloj donado por doña Juana Blanco do Campo, seriamente averiado, dejó de anunciar las horas al pueblo de Villafer. La Corporación municipal consideró más oportuno comprar uno nuevo que arreglar el antiguo. En la actualidad hace tiempo que el nuevo tampoco funciona. Los restos del aquel primer reloj de Villafer, motivo de orgullo en su tiempo, son ya pieza de museo, escondida en su antigua torre.
Texto: Feliciano Martínez Redondo
VERSOS PARA LA INAUGURACIÓN DEL RELOJ DE VILLAFER
Con motivo de la solemne inauguración del reloj de Villafer, llevada a cabo el 16 de agosto de 1927, fiesta de San Roque, el vecino Higinio Mar-tínez Guadián compuso unos versos alusivos al acto, versos que indican un especial dominio de la versificación y de la estructuración del texto. Higinio Martínez Guadián (1871-1947) fue un personaje de relieve en Villafer. Como persona letrada, desempeñó varios cargos públicos: tallador para la medición de los mozos de reemplazo; concejal del Ayuntamiento; perito llamado para resolver asuntos de importancia municipal, por ejem-plo como asesor de la Comisión de ensanche y alineación de calles y plazas; secretario habilitado del Ayuntamiento en sustitución temporal del secre-tario titular; y, durante muchos años, secretario del Juzgado municipal.