EDAD MEDIA

mapa4-reino-visigodo-picEn los primeros siglos de la Alta Edad Media (del siglo V al X)  Hispania fue visigoda (ver mapa 4) entre el 407 y 711. Tenía la  capital del reino en Toledo; consiguieron la unidad cultural, jurídico-administrativa y religiosa cuando en el 587 Recaredo renunció al arrianismo y abrazó el catolicismo. Conocemos muy poco de los yacimientos de esta época visigoda en la provincia de León. La invasión de la península por los árabes en el  711 marcó la ruptura en la continuidad de los poblamientos de nuestra zona. El mundo romano-visigodo desapareció para que surgiese el medieval; la repoblación del “desierto estratégico” del Duero fue la solución.

A partir del 718 tuvo lugar la expansión del Reino de Asturias (ver mapa 5); con Alfonso I (739-757) llegó hasta el Duero aprovechando el abandono de las guarniciones de los bereberes sublevados contra el emir cordobés. El monarca asturiano inició la labor de repoblación; ésta se realizó de tres formas: la cesión del rey a los nobles a cambio de defender los territorios y prestarle fidelidad, auxilio y consejo; en otras ocasiones, por repoblación eclesiástica de pequeños monasterios y finalmente por repoblación de agricultores; esta última forma recibe el nombre de presura.

mapa-5-reino-asturias-picDurante el siglo IX los cristianos volvieron a aprovechar la situación de anarquía y de guerra civil en Al-Andalus y con Alfonso III (866-910) el Duero se confirmaba como frontera natural entre cristianos y musulmanes. Posteriormente García I (910-914), primer rey de León (ver mapa 6),  optó por poner como sede del reino a la capital leonesa; la repoblación de nuestra zona parece que tuvo su auge en el siglo X. Posteriormente se creó una nueva frontera de repoblación más allá del Duero (“extrema Durii” o Extremadura) que dio mayor seguridad a las aldeas de repoblación.
Al sur de la provincia tenemos ejemplos de aldeas de repoblación sobre la primera terraza del Esla.

mapa6-reino-leon-picEn primer lugar el asentamiento de Santa Colombica (foto 14) se ubicó en un montículo escalonado (función defensiva) con una extensión de dos hectáreas, a dos km. al sur del caserío de Belvís-Casa Nueva; fue un yacimiento de repoblación alto medieval de los siglos IX y X; se recopilaron abundantes materiales altomedievales: “… cerámica hecha a torno medieval, de colores negro o grises al exterior pero tienen en el centro un estrato de color rojizo (foto 15). Algunos restos de tégulas y ladrillos planos decorados con acanaladuras como los romanos” “Historia antigua y medieval de la comarca de los Oteros”. José Luis Alonso Ponga.

El segundo poblado fue el de Los Arreñales (foto 1) que según mantiene  Mª Luz González existen “evidencias arqueológicas aunque escasas que permiten establecer una atribución alto y bajomedieval posibles”.

foto-14-colombica-picEl tercer asentamiento medieval, según José Avelino Gutiérrez, estuvo ubicado en Belvís-Casa Vieja (foto 8): se trataría  de un yacimiento  alto-plenomedieval de colonizadores gallegos superpuesto a uno anterior de la Edad del Hierro. En Belvís El Becerro cita una iglesia dedicada a “Sancta María”.
El cuarto lo constituyó la aldea de Villafer (foto 16), topónimo referido a reorganización y refuerzo de la repoblación según Severiano Hernández Vicente.
En un principio la ganadería fue la fuente de recursos más importante para estos repobladores; las reses podían ser defendidas mejor que las cosechas. Las ovejas eran las importantes puesto que de ellas obtenían  leche, carne y lana. El ganado bovino servía fundamentalmente por la fuerza para el transporte y por su aptitud para las labores de labranza. Gracias a la ganadería la agricultura podía mejorarse; de carácter extensivo, dejaba parcelas en barbecho para pasto  del ganado que, a la vez, las fertilizaba con su estiércol.

foto-15-sta-colombica-ceramica-picLos reyes asturleoneses no acuñaron monedas hasta el reinado de Vermudo II (984-999) y las transacciones se realizaban en especie o en plata sin amonedar. El mercado apenas existía: las aldeas tendían a la autarquía (la medida del cereal o la oveja señalaba el valor de las cosas).
Cultura: la sociedad cristiana altomedieval estaba atrasada, la mayor parte era analfabeta. El latín, su la legua culta; comenzaron a formarse dialectos romances como el asturleonés. Esta sociedad dio la espalda a las aportaciones culturales del Islam hispano.
Durante la Baja Edad Media (XI- XV)Alfonso VI (1065-1109) extendió la frontera hasta el Tajo y se proclamó “imperator totius Hispaniae”.
Las cuatro poblaciones señaladas seguramente desde finales del siglo X formaban parte del alfoz de Benavente pero solo tenemos referencias de la localidad de Villafer y Belvís;  las otras dos mencionadas anteriormente perderían entidad y no aparecen en los documentos posteriores, por este motivo nos vamos a referir a partir de ahora a Belvís y, sobre todo, a Villafer.
El alfoz era el marco territorial propio sobre el que la Villa (en nuestro caso Benavente) ejercía jurisdicción. Este territorio próximo a Benavente al principio no tenía una relación de dependencia jurídica sino una noción de proximidad geográfica; pero después cobró la idea de territorio rural dependiente jurídicamente de la Villa con la que formaba una misma comunidad jurisdiccional y económica: el alfoz pasó a ser una especie de señorío colectivo de la Villa. Cada aldea del alfoz contó con una organización muy sencilla. Seguramente los habitantes de las aldeas debían participar en foto-16-aerea-villafer-piclas prestaciones militares del concejo y pagar tributos. Benavente y su alfoz formaban una unidad fiscal y económica. Desde el punto de vista religioso Villafer pertenecía al arciprestazgo de Benavente y al obispado de Oviedo. Tenemos testimonio de que en Villafer existía una iglesia donde se veneraban reliquias,  costumbre bastante acorde con la religiosidad de la época; la posesión de esas reliquias era una garantía de prestigio y motivo de peregrinación.

 

mapa-7-merindad-allende-rio-picEn la Edad Media Villafer disponía de un templo donde se veneraban reliquias sagradas. “En 1182 don Lope, freire del hospital de San Juan, entregaba al obispo de Oviedo la tercera parte de los diezmos de la iglesia de San Juan de Villafer, en el arcedianato de Benavente. La iglesia había sido construida por Saurio, arcediano de Benavente, en fechas anteriores, dotándola de las inevitables reliquias” Rafael González Rodríguez. “Monasterios, caminos de peregrinación e infraestructura viaria en el norte de Zamora”. Villafer ayudó con  rentas a la construcción de la Iglesia de San Juan del Mercado de Benavente en el año 1182.

En el siglo XI se produjo la renovación en los grandes linajes nobiliarios castellanoleoneses debido a que la vieja nobleza mostró síntomas de agotamiento. Los campesinos eran el grupo social más numeroso pero también el más heterogéneo. Durante los siglos XIII y XIV el Concejo de Benavente (la villa y su alfoz constituían su marco territorial y jurisdiccional como hemos señalado anteriormente) desarrolló una poderosa organización, que tras el triunfo de Enrique II dio paso al fortalecimiento de la nobleza feudal. Así Benavente y su alfoz cayó en las redes del régimen señorial y perdió buena parte de su independencia; en 1374 la villa fue entregada  como ducado a D. Fadrique hasta que fue privado de sus dominios por Diego López de Zúñiga, de esta manera el Concejo de Benavente volvió a la corona;  posteriormente  Enrique III Trastámara cedió la villa a su mujer, doña Catalina de Lancáster. Poco después el rey revocó la donación y concedió en 1398 el Concejo, a título de condado al noble portugués Juan Alonso Pimentel: comenzó el señorío de los Pimentel. En 1473 Enrique IV  otorgó el título de duque a Rodrigo Alonso Pimentel; a partir de ese momento los titulares combinaron ambos títulos nobiliarios (foto 17). Villafer tuvo los mismos dueños que el resto del Concejo de Benavente.

mapa-8-reino-castilla-leon-picDesde el siglo XIII el Concejo de Benavente se encontraba dividido en seis Merindades, (ver Merindades del Concejo de Benavente aquí) al frente  de cada una estaba un merino (oficial concejil que ejercía la jurisdicción en su territorio y sus atribuciones y competencias se centraban en la administración de justicia y el cobro de rentas (Ver Impuestos y Colonización aquí); debía vigilar el cumplimiento de las ordenanzas y acuerdos municipales y que los pesos y medidas fuesen correctas) dependiente del Concejo. Cada merindad se encontraba compuesta por un número diferente de lugares o aldeas. La Merindad de “Allende el río” estaba formada por doce aldeas: Bretó, Santovenia, Valle, Santa Elena, Villaveza del Agua, Barcial, Castropepe, Castrogonzalo, San Miguel, Belvís, Villafer y Campazas (ver mapa 7).

En el plano económico y en el jurídico-administrativo se dieron conflictos de intereses entre la Villa (Benavente) y sus tierras (Merindades)ya que la cabecera del Concejo recibía la mayor parte de las rentas. Según esa sociedad estamental, el grupo dominante controlaba el poder político y tenía atribuciones jurisdiccionales, económicas y sociales, exenciones o reducciones fiscales;  es decir se dan unas relaciones de naturaleza señorial.

 

foto-17-escudo-pimentel-picEntre los siglos XIV y XV (ver mapa 8) se desencadenó una doble crisis. Por una parte la crisis demográfica (siglo XIV) causada fundamentalmente por el desarrollo de la Peste Negra y por las malas cosechas que provocaron una gran mortalidad: crisis de subsistencia; el descenso demográfico fue continuo hasta alcanzar los mínimos a comienzos del XV. Las repercusiones en el medio rural fueron muy importantes: aumentó la despoblación, se produjo una concentración de la misma y, en consecuencia, desaparecieron muchas aldeas. A la vez se dio una crisis política con la llegada al poder de los Trastámara. Las mercedes enriqueñas produjeron un relevo total entre los linajes aristocráticos; familias como Pimentel sustituyeron a las viejas casas como Los Castros y se convirtieron en nuestra zona en la élite de la nobleza castellana.

La nota más destacable del XIV fue la reorganización del funcionamiento de la administración municipal. Con Alfonso XI se inició un nuevo período en la historia de los municipios castellanoleoneses al establecer la sustitución de la asamblea general de vecinos (concejo abierto) por un concejo reducido; a mediados del XIV apareció el Regimiento: concejo cerrado cuyos miembros eran elegidos por el rey o por sus delegados; triunfó el centralismo. La menor autonomía municipal se vio reforzada con la presencia de oficiales regios en los concejos; el nombrar regidor era una atribución que los monarcas y los señores procuraron reservarse con carácter vitalicio.

foto-19-bajadero-picTanto Belvís como Villafer durante la Edad Media ofrecían la posibilidad de salvar el curso del Esla por medio de la barca
(Foto 19).  José Muñoz Miñambres en “Nueva historia de Benavente”, 1982 afirma “… Igualmente tenía este ayuntamiento –se refiere a Benavente- otras dos barcas, una en Belvís y otra en término de Villafer”.
Las grandes instituciones intentaron controlar total o parcialmente la gestión de las barcas; del siglo XII a la primera mitad del XIII estuvieron en distintas manos: particulares, aldeas, o el rey. Pero a medida que el Concejo de Benavente fue imponiendo su dominio sobre el alfoz, la Villa pretendió monopolizar los pasos de los ríos. Los reyes admitieron el derecho del Concejo a instalar barcas en los ríos permitiendo que una parte del barcaje (antiguo impuesto indirecto que gravaba los derechos de tránsito por el paso de personas, mercancías o ganado al cruzar los ríos en una embarcación) fuese a las arcas concejiles; por este asunto se produjeron diversas demandas y pleitos.

foto-18-letrero-picLa situación tomó nuevo giro con la señorialización de la Villa a finales del XV. Los Pimentel se apropiaron de algunos pasos, pero seguían existiendo barcas privadas. No hay datos de tarifas de barcaje  (foto 18) hasta este siglo; dichas tarifas firmadas por un escribano eran exhibidas por el barquero a todo usuario del transporte. En los ríos concejiles se cobraba una tarifa general de 1 maravedí por persona. Los vecinos de la Villa y su alfoz gozaban de la exención de algunos impuestos indirectos (gabela). Una disposición de un juez estableció en 1558 una tarifa concreta para las barcas de Belvís y Castrogonzalo que tal vez se aplicase también a otras embarcaciones: una persona, 1 maravedí; cinco cabezas de ganado menudo, 6 dineros; ganado mayor, 2 maravedís. Para más información consultar a Rafael González Rodríguez en su artículo“ Puentes, barcas e infraestructura viaria medieval en los ríos del norte de Zamora”.
En el siglo XV, durante el señorío de los Pimentel, los concejos cerrados se consolidaron: concedían los principales oficios concejiles a sus criados y servidores. Este señorío se prolongará durante toda la Edad Moderna.