(oriolus oriolus)
De tamaño similar a un mirlo su estancia entre nosotros la pasa en la espesura de la ribera del Esla. Llega a nuestros plantíos y sotos poco después del comienzo de la primavera, se forman las parejas y eligen su zona. El macho defiende su territorio con un cántico que es un silbido claro y sonoro. El nido lo construye la hembra en una horquilla de un árbol situada casi al extremo de una rama horizontal, a buena altura del suelo; tiene forma de cesta, la solidez es tal que permanece casi íntegro hasta la primavera siguiente. La puesta suele ser de cuatro huevos; desde que eclosionan los pequeños son alimentados por ambos padres que regurgitan en sus gargantas insectos, larvas, orugas y, de vez en cuando, frutos. A las dos semanas saltan a las ramas próximas al nido.