(crataegus monogyma)
Crece en laderas soleadas; se trata de un arbusto espinoso de una altura entre dos y cinco metros, densamente ramificado, provisto de aceradas espinas; es originario de Europa, Asia occidental y noroeste de África; su floración, de mayo a junio, es espectacular y de olor agradable. Los frutos son los majuelos, nuestros “abronillos”, tienen un hueso duro; de maduros presentan el color rojo. El espino es una especie muy interesante para nuestra fauna ya que ofrece un lugar de nidificación, refugio y frecuentemente alimenta a muchas especies que ingieren las bayas.
En el arte culinario se emplean los brotes, todavía sin abrir, por su apreciado sabor a avellana. Se incorporan frescos muy picados en menestras de verduras, ensaladas de lechuga y pastas a base de queso blanco. Los frutos se recogen cuando están bien maduros, son harinosos, ácidos y amargos y su sabor mejora si los frutos se hielan en el arbusto. Con ellos se hacen jaleas o bien se secan para utilizarlos posteriormente en forma de tisana; junto con los brotes tienen propiedades curativas por los flavonoides, aminas, ácidos orgánicos, saponinas, vitamina B y C. Actúan como reguladores cardíacos.
El jarabe preparado a partir de los frutos ha sido considerado como una buena defensa contra la vejez; fue un brebaje reservado a los reyes francos.El majuelo es usado frecuentemente por los fruticultores de frutales leñosos como patrón de injerto. En Monzón se emplea para la producción de setas.
