El 26 de diciembre, sábado, se celebró en la localidad un gancho de jabalí autorizado por la Consejería de Medio Ambiente; tras el despeje de la pesada niebla hacia las 12 de la mañana comenzó esa modalidad de caza en un maizal; fueron abatidos 11 jabalíes pero uno, por descuido, no se cobró. Cuatro días después se encontró, no muy lejos del lugar de la cacería, el cadáver de una jabalina de unos 50 kg.; ya tenía abierta la cavidad abdominal (habían sido devorados el estómago, no su contenido, los intestinos, el hígado, el páncreas, los riñones y el bazo) y la cavidad torácica (faltaban el corazón, los pulmones, la tráquea, los bronquios y el esófago); desapareció también el pellejo que recubre ambas cavidades.
Parece que esta serie de hechos, además de la comprobación de sus huellas por caminos y sendas de hidrantes, nos sigue certificando la presencia del lobo (canis lupus signatus) en nuestro campo; solo él con su gran fuerza del cuello y sus poderosas mandíbulas puede desollar un cadáver, de la manera que se muestra en las fotografías, para devorar en primer lugar las vísceras citadas; a grandes bocados traga la carne y el pellejo para aprovechar su material fibroso adecuado para le digestión.
El lobo, carnívoro depredador, también es un animal oportunista, por eso consume carroña.
Continuación de la noticia Loba: fin de campeo de 2 de agosto de 2015