Una loba ibérica (canis lupus signatus) con el pelaje de verano, tras el campeo nocturno por su territorio busca frescura, sombra y encame en un maizal de Villafer; su cola expresa relajación; es el 2 de agosto, domingo, del 2015.
La dieta habitual de nuestros lobos incluye la ingestión de conejos, liebres, ratones, animales domésticos, reptiles, anfibios, insectos, peces, gusanos, aves, frutos silvestres, hierbas, carroña… pero también puede cazar, si se encuentran solos, rayones o bermejos de nuestra cada vez más abundante población jabalinera; en manada se arriesgan a medir sus fuerzas con ejemplares de mayor talla y peligro. Tragan todas las partes del animal incluyendo huesos, pezuñas, vísceras (ricas en vitamina del grupo B, A y ácidos grasos) y piel (el pelo ingerido junto con la carne ayuda a la digestión con un mejor paso a través del intestino).
Los excrementos hallados una semana después de fotografiar a este ejemplar nos indican claramente que, al menos una noche, se alimentó de jabalí.
El 26 de diciembre, sábado, se celebró en la localidad un gancho de jabalí autorizado por la Consejería de Medio Ambiente; tras el despeje de la pesada niebla hacia las 12 de la mañana comenzó esa modalidad de caza en un maizal; fueron abatidos 11 jabalíes pero uno, por descuido, no se cobró. Cuatro días después se encontró, no muy lejos del lugar de la cacería, el cadáver de una jabalina de unos 50 kg.; ya tenía abierta la cavidad abdominal (habían sido devorados el estómago, no su contenido, los intestinos, el hígado, el páncreas, los riñones y el bazo) y la cavidad torácica (faltaban el corazón, los pulmones, la tráquea, los bronquios y el esófago); desapareció también el pellejo que recubre ambas cavidades.
Parece que esta serie de hechos, además de la comprobación de sus huellas por caminos y sendas de hidrantes, nos sigue certificando la presencia del lobo (canis lupus signatus) en nuestro campo; solo él con su gran fuerza del cuello y sus poderosas mandíbulas puede desollar un cadáver, de la manera que se muestra en las fotografías, para devorar en primer lugar las vísceras citadas; a grandes bocados traga la carne y el pellejo para aprovechar su material fibroso adecuado para le digestión.
El lobo, carnívoro depredador, también es un animal oportunista, por eso consume carroña.