(luscinia megarhynchos)
En la ribera del Esla y sus aledaños podemos disfrutar del canto de este insectívoro desde primavera hasta el otoño. Mide unos 16 cm. de largo y pesa entorno a los 23 gramos. Tiene un plumaje modesto y sobrio: la parte superior marrón con tonos rojizos en la cola y en el obispillo; la inferior, blancuzca. Su hábitat: bosques, sotobosques, arbolado con zarzas; en este medio pasa desapercibido a la vista. Cuando en primavera regresa del África tropical los machos delimitan su territorio con su hermoso canto día y noche, se exhiben ante las hembras batiendo las alas y agitando simultáneamente cabeza y cola. Dueña del feudo la pareja oculta el nido, en forma de copa profunda, entre la vegetación espesa en el suelo o a poca altura del mismo, siempre mimetizado con el entorno.
La hembra suele hacer una única puesta de 4 a 5 huevos de color pardo oliváceo. Ella incuba durante dos semanas; desde que eclosionan las crías la pareja se encarga de la ceba; antes de poder volar salen del nido, reclaman con sonidos cortos el alimento: insectos, larvas, lombrices…
El famoso canto es muy variado: a melodías suaves y solemnes siguen secuencias alegres y jubilosas. Parece que las habilidades canoras no son innatas y los jóvenes tienen que aprender el canto de los padres.