Un año más grandes y peques salieron a recibir a sus Majestades. Previamente todos los niños habían enviado sus cartas; los pajes reales ayudaron a sus Altezas a leerlas y a preparar los paquetes para cada domicilio. La Casa del Pueblo de la localidad fue el escenario de la recepción oficial y del reparto de golosinas y del Roscón de Reyes.