Al atardecer el día 15 de este mes en la calle de San Miguel, enfrente del Consultorio Médico local, se arrastraba con dificultad por el suelo de la acera un murciélago rabudo (tadarida teniotis) herido.
Esta especie tiene un cuerpo 12 cm de longitud sin contar con la cola, de 4 cm, que sobresale por fuera de la membrana caudal; las orejas son grandes y proyectadas hacia delante; su refugio son grietas y cavidades verticales de los edificios, cajas de persianas... Cuentan con una organización social compleja: forman harenes defendidos por los machos dominantes; emiten una gran variedad de llamadas sociales; para orientarse emplean la ecolocación; este mamífero insectívoro captura principalmente lepidópteros nocturnos en vuelo alto y veloz (50 km. por hora).
El murciélago rabudo es una especie protegida, poco parasitada, presa de rapaces tanto diurnas como nocturnas y de lirones caretos; también pueden lesionarse con tendidos eléctricos, antenas, alambreras... como parece que pudo ser el caso de este ejemplar accidentado en una calle de Villafer.
